domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Se atrevería usted a quedarse soltera?



No, jamás.
Porque estando soltera estaría expuesta a tener tiempo para mí misma, a tener que enfrentar mis proyectos personales. Estando soltera tendría los fines de semana libres y nada más para hacer que quedarme en casa revisando viejos recuerdos familiares en busca de los momentos que fueron más felices. Lo peor de estar soltera sería tener que decidir yo sola cómo arreglarme. Y salir de vacaciones sin compañía no es una opción.


No me atrevo a parecerme a Jennifer Aniston (algo debe tener que la dejó Brad Pitt), ni a Sandra Bullock y menos a Condoleezza Rice (las mujeres exitosas traen incorporado el repelente para hombres). Conocer gente nueva no es un lujo: es lo más aterrador que me podría pasar en la vida.


No me atrevo. Yo quiero pensar igual que la persona que redactó la nota de Giros del programa del 31 de agosto. Quiero pensar que lo normal es sentirme limitada en una relación de pareja. Que está bien que yo no pueda elegir qué ropa usar o como arreglarme para salir a la calle (además, me escandalicé con la Marcha de las Putas); me tengo que adaptar a lo que a él le gusta. Al igual que lo que se puede inferir de la nota, estoy resignada a que como mujer en pareja no tendré nunca vacaciones sola ni fines de semana en los que pueda dedicar un rato para mí. Y, por supuesto, incorporar personas nuevas a mi vida no es deseable, ni bueno para una mujer en una relación.


¿Se dan cuenta? ¿Se dan cuenta de la cantidad de mensajes negativos que se pueden condensar en una sola nota de menos de dos minutos? La nota hablaba de la soltería y sus ventajas (tener tiempo para sus proyectos, poder arreglarse como quiera y otras por el estilo); nuestro raciocinio que tiende a funcionar en términos maniqueístas es perfectamente capaz de hacer el resto.


Como comunicadora me aterra pensar, siempre me ha generado una gran zozobra, en la inmensa responsabilidad que mis colegas y yo tenemos a la hora de redactar un mensaje y darle el visto bueno para que circule en un medio de comunicación. Esos mensajes pueden ayudar a construir cosas nuevas, nuevos paradigmas más solidarios, nuevas visiones de mundo más inclusivas y tolerantes, menos machistas y misóginas. O pueden simplemente reafirmar las estructuras más antiguas del pensamiento castrante y sexista en el que la mujer en pareja se somete, se anula y desaparece.


Es posible que quien redactó esa nota no la releyera ni la repensara, probablemente tampoco tuvo una intención profundamente manipuladora ni su objetivo fue hacer una declaración política, ni afirmar nada, ni influir. Fue sólo una nota más.


Invito a la persona que preparó esta nota a ver a su alrededor. Vea. Escuche. Hay muchas historias de parejas que se aman, que no se anulan ni se limitan. Historias de mujeres que se visten como quieren, pero más importante, que piensan y sienten como quieren (y que comparten su vida con parejas que no sólo aceptan esto, sino que no esperarían menos de ellas). Historias de vida, reales. Hay muchas para que se nutra. Para que deje volar su creatividad escrita y nos sorprenda con notas más relevantes.


Yo definitivamente me atrevo a estar soltera, me atrevo a estar casada y me atrevo a estar en unión libre. Pero a lo que no me atrevo es a permitir que alguno de estos estados cambie mi esencia, mis libertades individuales o mi visión de mundo. Tampoco me atrevo a ser una comunicadora irresponsable con la información. Y no esperaría menos de mis colegas.

miércoles, 8 de junio de 2011

Mi mamá es una chancletuda

Tengo una confesión que hacer: he convertido a mi mamá en una máquina de las 3R.

Hace un tiempo me alegró mucho la noticia de que en mi cantón la municipalidad se había puesto las pilas con el tema del manejo de los desechos. El primer paso fue hacer un centro de acopio y armar una ruta para que un camión pasara, una vez por semana, exclusivamente a recoger desechos separados para llevarlos a reciclar. Idealmente, los vecinos teníamos que sacar los desechos en cajas o en bolsas transparentes.

Un éxito!

Y empezamos con el primer problema de logística hogareña. Y es el hecho de que yo casi nunca estoy en la casa. Y rara vez cocino.

La mayor parte de los desechos en mi casa, y creo que en la de casi todas y todos, vienen de la cocina. Que si la lechita, que si las botellas, que si el envase de tal cosa, que si la bolsa de no se qué.

Bueno pues, la estrategia estaba clara: tenía que conquistar a mi mamá.

Al principio cositas fáciles: - diay por qué no compramos un solo paquete más grande de esto, en lugar de tres chiquitillos? y si llevamos una bolsita de tela al super igual que cuando vamos a la feria? Y así, como quién no quiere la cosa.

Después otras más pesaditas: - bueno si uno agarra la cajita de leche y la enjuaga, y la estripa, quita como menos campo no? apartémosla y la sacamos ahora que la muni las recoge, está bonito verdad?

Así al tilin tin tin y al tilin tin tan cuando menos me lo esperaba ya mi casa contaba con espacio designado para los desechos separados en el patio y mi tata estaba lavando las latas de atún y estripando las de leche. 'Ate vos!

Y yo de lo más orgullosa del training!

Para poner la cereza en el pastel (o lo que es lo mismo, la Lizano en el tamal), un día de estos me cuenta mi mamá:

- Vieras que aquel compañero mío del trabajo, el que dice facebú y con el que vacilamos mucho, llega un día de estos y me dice: ayyyy mujer vieras que hotel más lindo al que fuí!

Dice que de inmediato desenfundó celular de última generación con buena pantalla y le hizo un despliegue de las fotos de todos los ángulos del tal hotel. - Vieras la piscina, y la comida, y los cuartos... una sabrosura de paseo!

-Ajá (dice mi mamá)... ese hotel no es aquel que se echó todo un manglar para hacer la playita?

Inserte cara del compañero de: - y?

- Y que mi hija me contó eso y yo entonces (en esta parte me la imagino inflando el pecho y agarrando porte) a ese hotel... NO VOY!

:')

Y aquí es donde uno siente que este largo proceso de crianza valió la pena... mi mamá es toda una chancletuda!

jueves, 14 de abril de 2011

Cómo estropear un asalto (tips de un ladrón puberto)

Un sábado mañanero de estos se me ocurrió la peregrina idea de ir a cortarme el pelo, ahí al salón del barrio. Donde siempre.

Ese día se había ido el agua. Así que en la carrera de llegar después de una medio bañada, sólo me llevé el celular y una carterilla.

Hora y media después, pelos y plata de menos, me devolví a la casa a trole (o sea, caminandito, que le cae bien a uno con estos trabajos tan sedentarios). Ya me faltaban como setenta y cinco metros para llegar a mi casa cuando oigo en mi oreja derecha:

- Perra (- cómo que "perra" qué diantres!...) deme el celular o le meto un plomazo!


O_o


Un chavalillo de unos 15 años, en bici, iba pedaleando al lado mío en la acera, haciendo gala de sus habilidades para mantener su equilibrio y al mismo tiempo expulsar barrabasadas por la boca.

Yo, con la carterilla bien agarrada en una mano y el celular casi que fusionado con mi otra mano, pelé sendos ojotes y estupefacta seguí caminando. Así como quién dice, esto no está pasando, me lo soñé.

El chacalín sigue pedaleando, me adelanta, sale a la calle otra vez, da la vuelta en u, se vuelve a meter a la acera, pedalea a mi lado (yo sigo caminando en la acera, a paso más apurado y con el corazón tocando un solo de batería entre mis costillas, vale decir que ningún vecino asomó ni la punta de la nariz) y me espeta... sí, otra vez:

- Perraaa que me de el celular o le meto un plomazo! (esta vez tratando de que la voz desafinada de adolescente puberto sonara así como más gutural).

¿Qué hace una en estos casos? el compa no se baja de la bici, no suelta la manivela por lo que le es humanamente imposible pegarme un plomazo (a menos que la bici sea de plomo y me agarre a bicicletazos); tampoco deja de pedalear, es decir, que si quería que le diera mi celular yo prácticamente tenía que perseguirlo para dárselo... algo así como "-muchacho espereee tenga mi celulaaar, agárrelo cuidadito se le cae, deme chancecito para darle de una vez el estuche y el manos libreeees". Como que no.

Entonces yo hice lo que cualquier mujer que se respeta haría en un caso así, posterior al medio segundo de reflexión con el que conté... alisté mi mejor galillo y le grité en la pura oreja:

-AUXILIOOOOoooOOOOooooOOO!! (inserte eco en cada cochera de la vecindad, ahora sí un vecino por ahí se asomó a ver quién era la vieja gritona)

Siguiente escena: el chamaquillo huye despavorido a todo lo que dan los pedales por la calle principal de mi barrio.

Ladrón Puberto: 0. Vieja Gritona: 1

¡Qué susto por Dios Santísimo! pero bueno, nunca hay que subestimar la potencia vocal de una mujer en apuros, ni sobreestimar las habilidades rateriles de un guila asustado en bici.


Muchach@s no hagan esto en casa: oponer resistencia a un asalto no siempre tiene resultados blogueables.

miércoles, 6 de abril de 2011

Ese no es mi problema


Con esto de ser peatona hay amistades que son especialmente relevantes.

En mi caso, tengo muchos amigos taxistas, porteadores y piratas (- sí, porteadores, de esos que no son rojos... y?) que me hacen la vida más fácil y ayudan a que mi mamá no se estrese cuando le digo que me quedo tarde en algún lugar (- bueeeeno, pero se viene con alguien conocido verdad?).

No sé si les pasa lo mismo, pero yo que soy así, calladita y discreta, no puedo evitar armar conversa durante viajes de más de 1 kilómetro (y de menos también).

A fuerza de tertulias motorizadas ya son compitas y algunos son de tanta confianza que más de una vez me han pegado buenas salvadas (- se me olvidó la computadora en la casa, me la puede traeeer?).

Los aprecio tanto que me revienta enterarme de cosas como esta que les cuento hoy.

Hace unos días iba don O. en el taxi de su patrón muy quitado de la pena, haciendo su turno nocturno como es costumbre. Lo paran dos tipos. Se ven "normales". Uno se monta adelante y el otro en el asiento de atrás. Llévenos a tal lado.

De repente, el tipo que va sentado adelante le dice a don O. que pare, que es un asalto (- me está jodiendo!?) y le deja ir un derechazo, al mismo tiempo que el tipo que va atrás le pone una pistola en la cabeza (montoneros!).

- Usted sabe Karlita! viera el colerón que me entró (me contaba después)... sobre todo porque uno, que sabe de estas cosas, se da cuenta... la pistola era de plástico!

Entonces, pensando en defender el carrito y defender la vida, don O. se fajó con los dos chavalos. Ah sí!, se dieron de moquetes hasta rodar por el piso. Con la buena suerte que un colega taxista pasó por ahí y de inmediato dio la voz de alerta (creo que no tengo que explicarles cómo se moviliza la fuerza roja cuando se trata de defender a un compañero... en dos minutos les cayeron como cincuenta taxistas y la paliza los agarró sin confesar).

Saldo: costillas resentidas, puño hinchado, puntadas en la oreja y una cuenta grandecita por atención hospitalaria. Súmele diagnóstico de posible pérdida total de audición del lado izquierdo (a causa de un patadón directo a la oreja). Los maleantes, hechos leña. El carrito, sano y salvo.

Hasta aquí uno se puede indignar bastante con los maleantones, con la inseguridad de las calles y si estiramos la cosa, hasta con el gobierno.

Pero lo realmente vomitivo es lo que le respondió el dueño del taxi y por ende, jefe de don O. cuando este fue a contarle lo sucedido y le pidió ayuda para pagar la cuenta de la atención hospitalaria (que debería ser cubierta por la póliza para el chofer que el dueño NO está pagando, aunque es obligatoria). ¿Saben qué le dijo?:

- Ese no es mi problema!

Claro... yo soy su patrón, en 4 años nunca le he pagado aguinaldo, no lo tengo asegurado ni he pagado la póliza mínima, y sí, usted se fajó con unos tipos que lo patearon todo por proteger MI carro pero la verdad...

- Ese no es mi problema!

Me van a disculpar el buen francés pero francamente.... MANDA GÜEVO!

¿Cómo va a progresar este país con semejantes especímenes de estupidus egoistus sueltos?

Alguien que me diga dónde venden unas gotitas de solidaridad, un par de paquetes de responsabilidad y varios kilos de agradecimiento... para pasárselos dejando a la casa a este "jefe" a ver si acaso comprende los principios básicos de la convivencia humana.


Pucha, que lo sacan a uno de sus casillas!