martes, 29 de diciembre de 2009

La Plaza de la Cultura

La Plaza de la Cultura es un lugar interesante de San José.

En el centro de la plaza unos chiquillos le ruegan a sus papás que les compren maíz para las palomas. Mientras otros más pequeñitos en lugar de alimentarlas las corretean.

En las gradas por el teatro una pareja joven se abraza como haciendo tiempo para que llegue el bus.

Por allá en una esquina unos predicadores a ritmo de reggaeton.

Debajo del árbol por la fuente, el chavalo que toca guitarra y la gente le hace círculo. Pocos le echan una moneda, todos disfrutan de la música.

Por los teléfonos públicos toda una compañía de payasos y pintacaritas poniéndole bonito al trabajo, alegrando carajillos y entreteniendo a los grandes.

Cerca del Hotel Costa Rica, con un caballo todo viejo y un sombrero rojo... - Lleve la foto instantáneaaaa.

Frente a "la Mac" unas personas sordas conversan en círculo.

Los vendedores ambulantes, a la señal, recogen sus tiliches y se quedan de pie despistadamente, mientras pasan los de la muni.

Mientras todo eso acontece en la superficie, en el subterráneo los museos aguardan a que la gente se anime a entrar.

Pasan muchas cosas en la Plaza de la Cultura.

La semana pasada sucedió algo especial. Un concierto navideño... un coro, la Big Band de Costa Rica, Malpaís... y muchas voces unidas bajo el cielo de San José.

No en todas las capitales del mundo se puede vivir así.

Y en medio del gentío cantando y bailando... una mujer me recordó que se siente mejor la vida si una anda descalza!

Vean qué manera de disfrutar la Plaza de la Cultura! (la verdadera acción empieza en el 00:49)

martes, 8 de diciembre de 2009

El mantel rojo

Bueno, es un hecho: ya llegó Navidad.

Mi mamá siempre dice que una vez que pasa el Día de la Madre y bajamos las banderas del 15 de setiembre, ya la Navidad está a la vuelta de la esquina. Y tiene razón.

El año se fue volado. Frase cliché que decimos siempre y que es tan cierta. Pero en realidad es la vida la que se va volada y si uno no se pone vivo, se le escapan los detallitos importantes que ayudan a ser feliz. Como este que les voy a contar hoy.

En mi casa somos 5 adultos ya. Mi abuela paterna, mi papá, mi mamá, mi hermana y yo.

Mi abuela fue una trabajadora incansable durante toda su vida, así que ahora que está pensionada se la tira rico (bien merecido) jugando naipe, aprendiéndose los periódicos del día y haciendo los crucigramas.

Mis papás y yo somos trabajadores activos, de tiempo completo. Mi papá y yo medio trabajólicos, mami no tanto, pero todos llegamos bastante cansados a la casa todos los días.

Mi hermana es estudiante también a tiempo completo y como está en artes, entonces pasa 24/7 modelando cosas, pintando, tallando, tiñendo, cortando, pegando y todos los andos que implican muchos materiales, mucho reguero y poco tiempo libre.

En resumen. A todos nos da pereza limpiar y aplanchar. La lavada y la cocinada nos la turnamos, pero barrer, encerar, sacar brillo, limpiar ventanas, aplanchar ropa... mmmnooo nos suena interesante.

Entonces siempre hemos tenido alguien que nos llega a ayudar, un par de veces por semana, a mantener nuestra casa en condiciones habitables y a que la ropa no parezca un acordeón.

Siempre cuesta dar con alguien que sea buena gente y que le guste hacer las cosas con cariño, más tomando en cuenta que eso de ir a limpiarle la casa o plancharle los chuicas a alguien no debe ser muy motivante que digamos. Resulta que encontramos a una señora, recomendada por un conocido, y tiene unos meses de acompañarnos.

Un día de estos llegué a la casa y le elogié a mi mamá el mantel rojo que había puesto en la mesa de la sala. Ella es como loca con las decoraciones navideñas, así que asumí que como buena enamorada de las compras y la Navidad, no se había aguantado la tentación de comprar "una cosita más" para decorar.

Pero no.

Cuál no sería mi sorpresa (frase tomada de los cuentos infantiles que escuchaba en "Las visitas navideñas") al enterarme que el mantel rojo, que tan lindo se veían en la sala, lo había traído doña Libia. La señora que todas las semanas llega a acomodar nuestros desmadres, a descubrir
lo que dejamos tirado en los rincones y a intentar componer el arruguero de nuestra ropa, llegó un día de tantos y nos decoró la mesa con un precioso mantel rojo.

Dice doña Libia que está muy contenta, porque en la casa todos la tratamos muy bien y que eso es algo difícil de encontrar en un trabajo asi, de oficios domésticos.

Me conmovió mucho el gesto. Fue lindo. No tenía ninguna obligación y sin embargo, sacó un poquito de sus ingresos para hacernos un regalo así tan significativo.

Entonces me detuve a pensar. ¿Qué hicimos especial con esta señora? ¿Cómo fue que la tratamos? Y la verdad no recuerdo nada del otro mundo. Saludarla en la mañana, ofrecerle café al llegar. Preguntarle como va la vida y chismear un rato a la hora del almuerzo. Pagarle lo justo mes a mes y el aguinaldo (que es su derecho) a fin de año. Y no molestarla durante el día, ya ha más que demostrado que es una excelente trabajadora y muy eficiente, no necesita a nadie respirándole en la nuca.

Y eso fue todo. Y eso ella lo encontró como una "novedad" y algo que tenía que agradecernos. Y la verdad es que nosotros hicimos lo minimo.

Me pregunto como habrán sido los que la contrataron antes!

En esta Navidad (y en toda la vida): sea solidario, sea justo, sea persona, trate a los demás mejor de como espera que lo traten a usted, haga la diferencia en este mundo tan indiferente, individualista y frío. Yo creo que en mi casa no hicimos nada demasiado especial, pero esto nos motiva a tratar mejor a la gente a nuestro alrededor.

Vale la pena. El mantel rojo me lo recordará siempre.

martes, 24 de noviembre de 2009

Viajando con Karla (o El día que me drogué)


Este último mes, por el trabajo, me ha tocado viajar varias veces a la zona sur.

Ir a Osa es toda una aventura siempre, si consideramos las casi 7 horas de viaje, las carreteras destrozadas, la maravilla de pasar del páramo del Cerro de la Muerte a la playa de Dominical y sobre todo, el cambio radical de estilo de vida entre Chepe centro y esa región húmeda donde todo pasa tan lento y la gente vive con menos pero, quien quita, hasta más feliz.

El último viaje que programamos a Osa se vio frustrado por otro de los puentes de Karla (no mío, de la otra Karla) que cedió después de más de 20 años sin mantenimiento (qué cosa más rara verdad?). Entonces, gracias a la doña ex-ministra tuve mi primera experiencia en avioneta.

Pues si. Cuando volvimos a organizar el viaje y consideramos las 14 horas de volada de rueda que significa ir y venir de Osa y todos los gastos extra, pues salió como mejorcito viajar en avioneta (pero nosotros sí pagamos! que conste).

Y entonces me entró el susto.

Como dice mi amiga Sandra la colombiana, los ticos somos muy cobardes. Por cualquier viajecito ya estamos alistando pastillas para el mareo, bolsa plástica a mano por si acaso y bajando santos y apariciones.

En mi caso, yo muy previsora, pensé que lo mejor era tomarme una Gravol una hora antes del avionetazo, por si acaso.

Y así lo hice.

Claro, yo muy monda y lironda me mandé la pastilla completa, cuando mi pobre panza solo tenia un cafecillo y una galleta, y el dia anterior no había cenado nada decentemente.

Entonces, empezó el show.

En la avioneta me dio sueño. Eso es normal, efecto de la pastilla. Cuando nos bajamos en Puerto Jiménez y me quedé viendo fijo al muchacho que jala las maletas, sin entender muy bien por qué se llevaba mis cosas sin mi permiso, me di cuenta que algo andaba mal (y el muchacho también porque me hizo cara de "estos ambientalistas se la fuman bien verde!").

Nos recogieron en carro y anduvimos como 40 minutos antes de llegar a la estación de campo donde teníamos el taller. De ese viaje no recuerdo casi nada, iba cabeceando y lanzando frases sueltas tratando de meterme en la conversación, pero sin lograrlo del todo. Pensé: "bueno diay, estás cansada Karlita, ya es fin de año, muchas carreras... sí, sí, eso debe ser... una dormidita durante el viaje y todo bien"

Pero cuando llegamos a la actividad y me tocó reunirme con el equipo para explicarles el cronograma (se suponía que yo dirigía el taller junto con mi jefe) algo no estaba bien. Mi mente andaba muy feliz saltando entre nubecitas de algodón de la mano de Arcoiris Rainbow Brite, mientras mis compañeros me veían pasmados cuando me quedé en blanco después de la primera pregunta: - "¿y qué hacemos para empezar?".

Oh-oh.

Después de eso mi jefe me llevaba aparte cada 10 minutos y me hacía concentrarme en una sola cosa: - Karla, dígame que sigue ahora. Diez minutos después, lo mismo. La condenada Gravol me dopó de tal manera, que yo no era capaz de unir tres ideas seguidas, ni de acordarme qué seguía del cronograma que llevamos más de cuatro meses creando.

Claro, cuando en media presentación de los participantes, frente a 30 personas de las comunidades, le dije a un señor agricultor de Sierpe: verdad que usted trabaja con.... chiquitos? Fue el acabose.

Me drogué. Sí, me drogué.

Mente en blanco. Toc, toc. No hay nada ahí! Una de las cosas más espantosas que me ha pasado en la vida.

Gracias a mis compañeros de trabajo, a la paciencia del jefe y a un litro de café negro con azúcar, sanguchitos y queque que me aturuzaron, el taller y yo sobrevivimos. Cuando terminamos pasé toda la tarde durmiendo y casi echando espuma por la boca. El domingo occisa y con un dolor de jupa de aquellos (o sea, de goma). Todavia hoy me siento medio rara. Sobra decir que para el vuelo de regreso ni olí la otra Gravol que había comprado.

Moraleja:
No tome pastillas en ayunas.
No le tenga miedo a las avionetas.
DARE es su amigo, diga no a las drogas.

La verdad, yo que en la vida no me he fumado ni medio cigarro, nunca me he emborrachado y no he sido más que fumadora pasiva de mota (porque sí, diay, tengo compas que fuman esas vainas), jamás me imaginé que se sintiera tan feo estar high.

Es perder la conciencia, el control. No sabés que estás diciendo, qué te están diciendo, todo pasa m u y l e n t o ... Yo que soy una obsesiva del control y de tener todo organizado en mi trabajo (no aplica para mi cuarto que está siempre patas pa arriba) viví este sábado mi peor pesadilla.

Ya saben, cuando tomen, no manejen... y cuando vuelen en avioneta, aguanten carajo! Que de por sí se logran buenas fotos y ni se siente tan feo.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Una orden fuera de lo común


Un viernes de estos me estaba preparando psicológicamente para las 7 horas de viaje que me tocaban rumbo a Osa, y decidí que eso ameritaba un almuerzo chatarroso.

No soy una enamorada de las comidas rápidas o fast food (ay carajo tan bilingue) pero de vez en cuando se me antoja almorzar una de esas pequeñas cositas con papas y mucha salsa de tomate. Placeres culposos que tiene una.

La salvada (o maldición) es que por mi oficina lo que sobran son opciones de comida rápida. Como ese viernes estaba yo sintiéndome tradicional, me dirigí al restaurante de la gran M (léase sin doble sentido... o con doble sentido, según!).

Un viernes a medio día es una locura meterse a uno de esos antros de grasas saturadas y marketing. Había una fila de aquellas de ayúdeme a decir! Pero bueno; yo que iba a pasar las siguientes 7 horas de mi vida sentada de copiloto, bien podía hacer fila 10 minuticos para que me vendieran mi pequeña cosita con papas (y mucha salsa de tomate).

De tanto ir a estos lugarcillos de comida veloz, uno se hace hábil para ordenar... así que mi conversación con la cajera fue más o menos así:

Cajera: Bienvenida a M... cuál es su orden?
Yo: Combo tal, mediano, te frío, para comer aquí

Pasa la tarjeta para pagar -bandeja con vasito - ya le damos su orden - gracias ... NEXT!

Todo en cosa de segundos y ya estaba yo al ladito de la caja esperando la jama. Como se me ocurrió pedir no sé que tontera de menú del chef (que resultó ser la misma cosa, solo que más caro por supuesto) la orden duró más de lo esperado, lo que me dio chance de observar lo que sucedió con el siguiente cliente.

El siguiente cliente era una señora encantadora como de 70 y todos los años, con su pareja que hacía juego. Dos señores bellos, de esos que no espera uno encontrarse en M... un viernes a medio día.

Señora encantadora: Buenas señorita, para ordenar?

Cajera: Si señora, bienvenida a M... cuál es su orden?

Señora encantadora: Mi orden? Bueeeeno. Quiero una hamburguesa de esas (señala el rótulo).

Cajera: En combo?

Señora encantadora: Y que trae el combo?

Cajera: (cara de oh-no) Bueno señora, viene con refresco y papas.

Señora encantadora: Ah no entonces solo la hamburguesa, gracias.

Cajera: Señora pero la hamburguesa sin combo cuesta x y en combo cuesta x+1... (casi lo mismo, algo que nunca comprenderé... bueno si comprendo pero me da cólera)

Señora encantadora: Bueno señorita, en combo entonces. Y las papas de qué tamaño son?

Cajera: (cara de oh-no elevada a la n potencia, pero manteniendo la compostura) Pueden ser medianas o grandes...

Señora encantadora: Entonces deme unas medianas. Y me da otras... medianas también. Todo para llevar por favor.

Y lo demás más o menos igual: pasa la tarjeta para pagar - ya le damos su orden - gracias ... NEXT!

Durante todo el proceso la señora encantadora mantuvo su ritmo para hablar y su tono de voz dulce, sonrisa incluida.

Tiempo total: mucho más de lo que dice el training de M... y suficiente para duplicar la fila y mantenerme bien entretenida mientras seguía esperando mi orden.

Porque a esas alturas yo todavía seguía esperando mi orden. Entonces cuando el señor encantador se cuadró a la par mía a esperar la suya nos tuvimos que ir corriendo, porque la cajera seguía NEXT! NEXT! NEXT! y la comida nada que salía.

Señor encantador: Como que la estoy empujando verdad muchacha? (con carilla sonriente)

Yo: Sí que barbaridad! (sonrisota - ya para ese momento me tenian conquistada)

Señor encantador: Es que así es esto, vea que no es a propósito!


En eso le plantaron casi en las narices una bolsa de papel y un "Su orden!".

Así que después de una minuciosa revisión del contenido de la bolsa el señor encantador se dio vuelta para salir junto con la señora encantadora. Yo, muy sapa, le dije: - Provecho!

Y él me dijo: Igualmente... Que sea muy feliz! (de fondo su par de caras sonrientes)


O_o


Eso es algo que definitivamente uno no espera escuchar en la fila de un fast food!

Me encantó como ellos no se armonizaron al ritmo loco del lugar, no se saturaron con el ruido, no perdieron la paz con el procedimiento robótico para ordenar y todavía tuvieron tiempo de alegrarme el día.


Que sean muy felices!

martes, 6 de octubre de 2009

Meme: Los primeros besos

La Queen Bitch me pegó la embarcada del meme del primer beso y me dio una excelente excusa para este, mi segundo post. Por lo menos no será el mío un blog de una sola entrada!

(ah y por cierto, ya soy TicoBlogger!)

Y entonces me puse a remover telarañas.... naaaah la verdad es que esto de los besos empezó como tarde para mí.

Bueno, si es que en la vida hay algo como "tarde" o "temprano". Honestamente no lo creo, todo pasa cuando pasa y en el momento justo para cada animalito de la creación (aunque seamos unos más animalitos que otros... pero eso es tema para otro post...)

Sí. He de confesar que mi primerísimo primer beso llegó cuando ya mi cédula tenía algunos meses de vivir en mi vacía billetera.

Sí. También confieso que no tenía la más mínima idea de cómo diantres se acomodaban los labios, la lengua, los dientes y las babas... Con todo y todo, con el portón de mi casa de testigo, fue bonito. Tierno. Con susto. Esperado y con curiosidad. Y por suerte, con un chico que me quería mucho.

Un detalle importante: el besador me pidió permiso para besarme.

Así tal cual:

Besador - Te puedo dar un beso?

Yo - (inserte cara rojo tomate y ojos de borrego degollado) - Si!


Haciéndole coco un poco más a esto del primer beso, caí en la cuenta de que uno no tiene sólo "un" primer beso. Tiene varios. Con suerte, muchos.

Digo con suerte porque la emoción de esos primeros besos es una sabrosura.

Y entonces, sin afán de hacer un recuento de los daños y sin líneas de tiempo (que me cuesta construir dado mi alto déficit atencional) puedo mencionar no sólo mi primerísimo primer beso, sino esos primeros besos que no se olvidan.

El primer beso que le di al que ya era mi novio (cosa que había acontecido unos segundos antes).
El primer beso bajo una luna extranjera.
El primer beso navideño... y en un parque (como que el besillo de parque es recurrente en los memes verdad?).
El primer beso que esperó 15 años para existir.
El primer beso que me robé.

Y un espacio aparte para el último de mis primeros besos. Un beso a la luz de las velas.

Salud por esos besos!

Salud por el último!

Salud por el jueves! (vos sabés por qué)

Salud!



PD. Como tardé tanto en publicar por fin este meme, no sé como funciona la cosa: igual tengo que embarcar, digo, compartir el desafío con cinco víctimas? Si me explican, yo entiendo... lo prometo!

domingo, 4 de octubre de 2009

Un taxista-de-terror

Tampoco me voy a poner a jugar de muy especial y decir que sólo a mí me pasan estas cosas. Aunque si bien es cierto tengo muchos amigos taxistas y me encuentro siempre gente buena para apoyar mi feliz existencia de peatona permanente, nunca falta "un domingo siete".

Hoy iba saliendo de Multiplaza del Este y tomé un taxi. Multiplaza estaba excesivamente lleno hoy, supongo que muchas ofertas o mucho aburrimiento lanza a la gente en masa a estos centros de "compras" (lo cierto es que lo que la gente menos anda es haciendo compras).

Apenas me subí al taxi el chofer, de unos 60 años, con cara de medio amargado me pregunta que qué es tanto lo que hace la gente en Multi, que por qué se llena tanto porque él ve siempre eso como un hervidero.

Yo le contesto que a la gente le gusta ir al cine o a comer, y además dar vueltas y ver las ventanas de las tiendas, porque la verdad es esa, la mayoría sólo vamos de voyeurs al mall. El taxista indignado me contestó que eso era una aguevazón. Que él nunca entraba a una tienda sin plata: - Para qué! para ver y desear... sia's tonto!

Después de su despotricada muy válida (diay si, tiene derecho el señor a odiar los malles... yo en lo personal tampoco es que los ame mucho), el taxista remató con esta perla: "De por sí eso solo le gusta a las viejas y a los maes esos raros de ahora, que se sacan las cejas y se ponen aretes... y que hasta tienen novio.. yo la verdad nada de eso entiendo, eso no es NORMAL".

Ayayay... no me aguanté y le lancé una así como: - y qué es lo normal? porque si nos ponemos a pensar en eso, yo conozco parejas de homosexuales por ejemplo, muy exitosas... y otras de heterosexuales que son un completo fracaso...

Y bueno, el taxista-de-terror de hoy me espetó, palabras más palabras menos, lo siguiente:

- Quiere que le diga una cosa? sabe cuándo empezaron los problemas con los matrimonios y se dañó todo. Le voy a contar.... cuando yo estaba joven los colegios eran o para los ricos.. o para los hombres. A las mujeres no las mandaban al colegio. Ahí empezó todo, cuando las mujeres empezaron a estudiar! (no es que yo esté en contra de que estudien, si hasta DEJÉ a mi exesposa que estudiara... y al final para qué si hasta me dio vuelta). Antes las mujeres tranquilas, siguiendo las cosas como eran.

- Porque cuando las mujeres empezaron a estudiar y ya no querían quedarse en el sistema de siempre, se hicieron independientes y autosuficientes. Ya no nos necesitan a nosotros para nada y todo lo quieren a medias. Si uno va a medias en la casa y ella quiere opinar, qué le va a decir uno, qué no? nombres... ya ellas opinan sobre todo. Y en la primera cosa que no les gusta, va divorcio. Ahí empezó el problema.

- Y el segundo problema fue que muchas no entendieron lo de la libertad, y lo convirtieron en libertinaje... claro, ya querían hacer lo que les diera la gana!

(Inserte cara mía de estupefacción total)

- Mire señor, quiere que le diga donde creo yo realmente que está el problema? que el rol de las mujeres empezó a modificarse, a cambiar... pero muchos hombres querían seguir con el mismo rol tradicional. Y así la cosa no funciona, con mujeres de hoy y hombres de hace 50 años. Por qué no podemos ir creciendo juntos, adaptándonos a los nuevos tiempos? Ah y el segundo problema, es que haya hombres como ud, que piensen que son muy buenos porque DEJAN a sus esposas estudiar. Lo que pasa es que las mujeres ahora no queremos solo un proveedor o un marido de trámite, sino un compañero de vida.

En ese momento ya teníamos 5 minutos de estar parqueados frente a mi casa. El taxista-de-terror se vuelve a verme de frente y me dice:

Taxista-de-terror: - Si bueno, es que ud es una mujer moderna no? Dígame una cosa mamita, ud se quiere casar?

Yo: - No sé todavía, puede ser

Taxista-de-terror: - Porque yo la verdad no creo que se case... y si se casa, no va a durar mucho!

Yo: O_o

Taxista-de-terror: - Y ud quiere tener hijos? o me va a decir que los va a tener soltera? (inserte cara de reprobación moralista total)

Yo: Mire señor. Si yo quiero me caso, si quiero no me caso, si quiero me caso y tengo hijos, si quiero me caso y no tengo hijos, si quiero tengo hijos sin casarme... o como pueda o quiera mejor. Tenga y déjese el vuelto, que le vaya bien.

Taxista-de-terror: - Ah ya, diay si explíqueme como es que tiene que ser ese hombre de ahora.. porque yo me quiero casar otra vez!

Yo: (hablando conmigo misma) - Ilumínalo o elimínalo (preferiblemente la opción b)


Ay por favor, que alguien me diga que esto es una especie en peligro total de extinción!

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La Queen Bitch me regaló un rinconcito en su blog para esta historia
Ilumínalo o elimínalo (preferiblemente la opción b)
Gracias!!
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Mi querida Ale también me hizo un campito en su blog: Alwari... Amanecer Salvaje
Ahí empezó todo, cuando las mujeres empezaron a estudiar!

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