viernes, 31 de mayo de 2013

Eso de los treintas


Bueno sí, llegaron los 30 y no fue tampoco la gran cosa. Es decir, ya llevo más de 10 meses desde que cumplí las tres décadas y ni me volví loca, ni me dejó el tren, ni me volví insoportable. Bueno, según a quién le pregunten.

El caso es que a fuerza de presión social uno como que se pone reflexivo en estos tiempos.  Ya no estamos en los locos veintes y los treintas se vislumbran como unos años que se las traen (ya me lo habían advertido, pero una que es incrédula).  Se las traen de veras.

Por ejemplo, los treintas me han traído una cosa maravillosa, indescriptible y útil a más no poder: la palabra "no".  Dos letras nada más, pareciera poca cosa.  ¡Pero qué poder tiene el no!

Unos ejemplitos de aplicación práctica:

NO quiero perder el tiempo.
Agradezco la invitación, pero ir a ese lugar NO me gusta.  Ni por compromiso.
Te aprecio mucho, pero NO te voy a hacer ese trabajo gratis.
Mi vida NO está dedicada 100% al trabajo. Aunque me apasione.
Estrés.  NO gracias.
Drama.  NO gracias.
NO. Qué NO.

Tampoco se hagan una idea equivocada.  Me gusta ser una persona positiva. Sólo que le he ido tomando el gusto a la palabrita con "n" y la verdad, hasta reveladora me ha resultado en algunos casos. Siento que a los treintas no les luce eso de hacer cosas por quedar bien, por no quedar mal, o por ser sociable.  A lo mejor me agarró tarde para el descubrimiento, pero bueno, mejor tarde que nunca.

Y es que eso como que es muy tico.  Por eso decimos "sí, un día de estos nos tomamos un café" cuando la realidad es que ninguna de las dos personas tiene la más mínima intención de hacer que eso pase en la vida real de la realidad.  

Lo cierto es que decir que no, es una posibilidad.  

Y, a veces, una liberación.


Pd. ¿Será este mi último post?  Creo que NO.   :)